Publicado, 12/22/2024
En su última visita al departamento de La Guajira, el presidente Gustavo Petro lanzó nuevamente otra de sus peculiares y fantasiosas ideas, generando críticas en la opinión pública por el enfoque poco realista de esta: la construcción de un tren bala para incentivar el turismo en esta región. A pesar de las ambiciosas ideas del mandatario, muchos se cuestionan si esta propuesta representa una solución realista o, por el contrario, es simplemente otro gesto populista. Estas dudas surgen en el contexto de un gobierno que enfrenta graves problemas de corrupción, una limitada ejecución presupuestal y que, además, alega estar desfinanciado. El anuncio se hizo el pasado viernes 20 de diciembre, durante un encuentro desarrollado en el municipio de Uribia. Petro explicó que su visión se basa en aprovechar las vías férreas existentes entre Albania y Bahía Portete, destacando que una línea recta es ideal para implementar un tren de alta velocidad. “No es la máquina lo que hace que sea rápido, sino que sea derecha la vía”, declaró con entusiasmo. Según él, esta obra podría superar los ingresos que actualmente genera la explotación del carbón en la región. Sin embargo, detrás de esta llamativa propuesta, surgen interrogantes sobre la viabilidad y el impacto de este proyecto. Para empezar, esta región la cual se encuentra situada al norte del país enfrenta una adversa crisis humanitaria y ambiental. Problemas como el acceso limitado al agua potable, la desnutrición infantil y la falta de infraestructura básica han sido denunciados durante años sin soluciones concretas por parte de ningún gobierno. Ante este contexto, ¿es un tren bala realmente la prioridad?. Esta no es la primera vez que Petro sugiere proyectos de infraestructura ambiciosos pero poco fundamentados. En el pasado cuando era candidato presidencial, propuso en campaña la construcción de un tren transoceánico que conectaría Buenaventura con Barranquilla, una idea que también generó escepticismo y que, hasta la fecha, no ha avanzado más allá de un discurso político. Además, los costos y la logística de un tren bala en La Guajira son factores que no pueden pasarse por alto. Aunque el presidente aseguró que la infraestructura existente podría facilitar el proyecto, expertos en transporte han señalado que una línea férrea para un tren de alta velocidad requiere inversiones multimillonarias en tecnología, mantenimiento y adecuaciones técnicas. Esto, en un país donde los recursos públicos son limitados y donde numerosos proyectos de infraestructura básica siguen inconclusos. Por otra parte, la propuesta busca justificar el proyecto con la promesa de atraer inversiones en el sector hotelero y superar los ingresos generados por el carbón. Sin embargo, no se presentaron cifras concretas ni un plan detallado que respalde estas proyecciones. Según datos recientes, La Guajira produce cerca de 30 millones de toneladas de carbón al año, lo que representa una de las principales fuentes de ingresos del departamento. Sustituir este aporte económico con un proyecto turístico es, como mínimo, una apuesta arriesgada. El tren bala en La Guajira se suma a una lista de propuestas que, aunque llamativas, carecen de una base técnica y financiera sólida. Mientras tanto, los problemas sociales del departamento siguen sin resolverse, y los guajiros continúan esperando soluciones reales a sus necesidades más urgentes. Con cada nuevo discurso, Petro parece más interesado en construir castillos en el aire que en enfrentar las realidades del país. ¿Será este tren bala otro proyecto que queda en el papel, como tantas otras promesas? Solo el tiempo lo dirá.