Publicado, 3/24/2024
En medio de un evento en Medellín, el 14 de febrero de 2020, la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, desató una controversia al expresar su opinión sobre la abundancia de profesionales en áreas como la psicología y la sociología en el país. Sus declaraciones, destinadas a promover el interés de las niñas por carreras de ciencia y tecnología, generaron un intenso debate sobre el valor de las profesiones sociales y las oportunidades laborales en Colombia. Ramírez señaló que había un exceso de psicólogas y sociólogas en Colombia, sugiriendo que estas carreras no proporcionaban ingresos económicos suficientes. Su comentario fue recibido con fuertes críticas de diversas organizaciones y profesionales del ámbito social, quienes argumentaron que desestimar estas profesiones era ignorar su importancia en la sociedad y las necesidades de atención mental del país. La Asociación Colombiana de Psicólogos (Colpsic) rechazó enfáticamente las palabras de la vicepresidenta, destacando que la psicología es una ciencia que aborda aspectos fundamentales del desarrollo humano y que su valor no puede ser subestimado por la cantidad de graduados en el país. Además, resaltaron la necesidad de psicólogos profesionales para abordar las crecientes demandas de salud mental en la sociedad colombiana. Asimismo, la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (Ascofapsi) subrayó que el valor de una profesión no debe medirse únicamente por los salarios asignados, sino por su contribución al conocimiento y comprensión de los fenómenos sociales. Argumentaron que las políticas del Estado influyen en las oportunidades laborales y los ingresos de los profesionales, y que es fundamental reconocer la importancia de las profesiones sociales en la construcción de una sociedad más equitativa y saludable. El debate sobre el papel de las profesiones sociales en Colombia se intensificó con las declaraciones de Ramírez. Mientras algunos argumentaban que era necesario fomentar la diversidad de opciones profesionales para las mujeres, otros criticaban la percepción de que ciertas carreras no eran tan valiosas como otras en términos económicos. La polémica también destacó la necesidad de políticas públicas que garanticen oportunidades laborales y salarios dignos para todos los profesionales, independientemente de su área de especialización. Muchos señalaron que la calidad de vida y el bienestar de la sociedad dependen de un enfoque integral que reconozca y valore la contribución de todas las disciplinas académicas. En última instancia, el debate sobre el comentario de Marta Lucía Ramírez sirvió como un llamado de atención sobre la importancia de reflexionar sobre el sistema educativo y laboral de Colombia, con el objetivo de promover la equidad, la diversidad y el desarrollo integral de la sociedad en su conjunto.