Publicado, 3/24/2024
En un recuento de episodios que han marcado la historia de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), el nombre de Luis Pérez emerge con tintes de controversia y derroche. En noviembre de 2003, bajo su dirección como gerente de EPM, se desató una polémica sin precedentes debido a las denuncias de gastos excesivos en la entidad, encabezados por la compra de una ostentosa vajilla por valor de 90 millones de pesos, entre otros lujos. A pesar de la presión pública y las críticas, Pérez inicialmente admitió el error y anunció la reversión del negocio de la vajilla, asumiendo el costo de deshacer la transacción. Sin embargo, las investigaciones posteriores arrojaron luz sobre una serie de irregularidades en la gestión de Pérez, incluyendo la compra de otros bienes suntuarios y la utilización de recursos de la empresa para gastos personales. La gestión de Pérez en EPM estuvo marcada por una aparente falta de transparencia y austeridad, en contraste con la imagen de eficiencia y responsabilidad que la entidad había cultivado. Además de la compra de la vajilla, se cuestionaron otros gastos, como la adquisición de pañuelos y la realización de vuelos chárter, que generaron pérdidas millonarias para la empresa. Estos gastos despertaron la indignación pública y suscitaron investigaciones tanto de entidades gubernamentales como de medios de comunicación. A pesar de las críticas y denuncias, Pérez se mantuvo firme en su posición, negando cualquier conducta delictiva y defendiendo sus acciones como parte de su gestión en la empresa. Sin embargo, las investigaciones de la Fiscalía y la Contraloría revelaron irregularidades significativas en la administración de los recursos de EPM durante su mandato. A pesar de la preclusión de la investigación por parte de la Fiscalía en julio de 2004, las dudas sobre la legalidad de las acciones de Pérez persistieron, alimentando la percepción pública de corrupción e irresponsabilidad en su gestión El legado de Pérez en EPM quedó empañado por estos episodios de derroche y controversia, eclipsando cualquier logro que haya podido alcanzar durante su mandato. A pesar de sus intentos por justificar sus acciones y defender su reputación, su nombre quedó asociado con el despilfarro y la mala gestión en la mente de muchos ciudadanos. Aunque Pérez eventualmente dejó su cargo en EPM, el impacto de su gestión imprudente continúa resonando en la memoria colectiva de la ciudad, a tal punto que en sentido burlesco se le ha llamado muchas veces en medios “Luis XV” en alusión como si fuera un hombre de la realeza sangre azul europea. En retrospectiva, el caso de la vajilla de EPM y otros escándalos financieros durante la administración de Pérez sirven como recordatorio de la importancia de la transparencia y la responsabilidad en la gestión de los recursos públicos. A medida que la ciudad de Medellín avanza hacia el futuro, es fundamental aprender de los errores del pasado y trabajar hacia una administración más ética y eficiente en beneficio de todos los ciudadanos.