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Germán Vargas Lleras

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Germán Vargas Lleras

Vicepresidente, Candidato Presidencial, Ministro, Senador y Concejal

Partido Cambio Radical (2009-) Partido Liberal Colombiano (1981-1997)

Nacido en Bogotá, tiene 62 años y proviene de una familia con una profunda historia en la política colombiana. Su abuelo, Carlos Lleras Restrepo, fue presidente de Colombia entre 1966 y 1970 y es conocido por sus reformas económicas y sociales. Germán también tiene otros familiares prominentes, como su tío, Carlos Lleras de la Fuente, quien fue exconstituyente y exembajador en Washington. Además, su hermano, Enrique Vargas Lleras, fue candidato a la alcaldía de Bogotá. Germán Vargas Lleras comenzó su carrera política en 1981, uniéndose al Nuevo Liberalismo bajo el liderazgo de Luis Carlos Galán. Durante su trayectoria, ocupó varios cargos importantes, entre ellos, el de secretario general del Partido Liberal y concejal de Bogotá entre 1992 y 1998. En 1998, fue elegido senador por el Partido Liberal, pero después se unió al Movimiento Colombia Siempre, que más tarde le llevó a Cambio Radical, un partido donde se convirtió en presidente en 2004. Como senador, Vargas Lleras se destacó por ser un crítico de las negociaciones de paz con las FARC durante el gobierno de Andrés Pastrana, lo que le llevó a acercarse al entonces candidato liberal disidente, Álvaro Uribe. Con el respaldo de Uribe, Vargas Lleras se convirtió en senador por el Movimiento Colombia Siempre y, más tarde, se unió a Cambio Radical, donde apoyó la primera reelección de Uribe en 2005. En cuanto a sus roles en el gobierno, Vargas Lleras fue Ministro del Interior y de Justicia durante el primer mandato de Juan Manuel Santos, donde jugó un papel clave en la implementación de varias reformas importantes. Posteriormente, fue nombrado Ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio, donde dirigió un programa para construir y regalar viviendas a familias de bajos recursos. En 2014, fue elegido vicepresidente como compañero de fórmula de Juan Manuel Santos para su segundo mandato. En este cargo, tuvo a su cargo la coordinación de proyectos estratégicos e infraestructura. Vargas Lleras renunció a la vicepresidencia en 2017 para enfocarse en su carrera presidencial. Fue candidato a la presidencia en 2010 y 2018, pero en ambas ocasiones no tuvo el éxito esperado. En 2018, logró solo 1.4 millones de votos, quedando por detrás de Iván Duque, Gustavo Petro y Sergio Fajardo. A pesar de sus derrotas presidenciales, su familia sigue siendo una presencia influyente en la política colombiana, y Vargas Lleras ha mantenido un papel importante en el Partido Cambio Radical, además de ser una figura destacada en la política nacional.

Cagadas

Vargas Lleras: El incidente del coscorrón y su perjuicio para la imagen del entonces Vicepresidente

En diciembre de 2016, el vicepresidente de Colombia, Germán Vargas Lleras, se encontró en el centro de la polémica tras un video que mostraba un acto de violencia por parte del funcionario hacia uno de sus escoltas, el intendente Ariel Ahumada. El incidente, que fue grabado y difundido ampliamente por las redes sociales y medios de comunicación, ocurrió durante una visita del vicepresidente al municipio de Ciénaga de Oro, en el departamento de Córdoba. El video, que fue revelado por el noticiero CM&, mostraba a Vargas Lleras caminando por las calles de Ciénaga de Oro mientras sostenía un paraguas para protegerse de la lluvia. Al verse rodeado por un grupo de personas, principalmente mujeres que intentaban saludarlo, uno de los escoltas del vicepresidente, Ariel Ahumada, accidentalmente pisó a Vargas Lleras mientras intentaba mantener la seguridad del lugar. La reacción del vicepresidente fue instantánea y violenta: golpeó al escolta con el paraguas y le propinó un coscorrón. El impacto de este incidente fue inmediato y contundente. Las imágenes se viralizaron rápidamente, generando una fuerte controversia en todo el país. Ciudadanos, periodistas y políticos criticaron duramente el comportamiento del vicepresidente, calificándolo como un acto de violencia injustificable y un abuso de poder. La acción de Vargas Lleras no solo afectó la percepción pública de su liderazgo, sino que también generó cuestionamientos sobre la ética y el respeto hacia las personas que lo rodeaban. En un intento por controlar el daño causado por el video, Vargas Lleras emitió una disculpa pública al día siguiente. Durante un acto en Ciudad Bolívar, el vicepresidente pidió disculpas al intendente Ahumada y a su equipo de seguridad, reconociendo que el incidente "nunca debió haber ocurrido". Dijo que, aunque comprendía que su seguridad era una prioridad, no creía que fuera incompatible con el respeto hacia la ciudadanía. Además, explicó que su reacción se debió a la forma en que el escolta había tratado a una mujer que se había acercado para saludarlo. Estas disculpas, sin embargo, no fueron suficientes para aplacar las críticas. El incidente sirvió como un recordatorio de la actitud a menudo autoritaria de Vargas Lleras, quien, a lo largo de su carrera política, ha sido conocido por su estilo contundente y su falta de tolerancia a la disidencia. A pesar de que el intendente Ahumada aceptó las disculpas del vicepresidente y selló la reconciliación con un apretón de manos, el daño ya estaba hecho. La reacción del público al incidente reflejó un creciente descontento con los líderes políticos que abusan de su poder y demuestran falta de respeto hacia los demás. El incidente puso en duda las aspiraciones políticas de Vargas Lleras, quien era considerado un posible candidato presidencial para las elecciones de 2018. Su comportamiento durante este episodio planteó preguntas sobre su capacidad para liderar con empatía y respeto, dos cualidades que los ciudadanos esperaban de sus líderes. Además, el episodio del coscorrón puso de manifiesto el papel crucial que desempeñan los medios de comunicación y las redes sociales en la vigilancia del comportamiento de los funcionarios públicos. El video y las reacciones subsiguientes demostraron que el escrutinio público puede ser un poderoso catalizador para la rendición de cuentas, especialmente en un país donde la corrupción y el abuso de poder son problemas persistentes. Este suceso dejó una marca imborrable en su carrera política y sirvió como un recordatorio de la importancia del respeto y la decencia en el liderazgo público. Aunque las disculpas públicas fueron un paso en la dirección correcta, el daño a su imagen y reputación fue significativo en 2018, planteando dudas sobre su futuro político y su capacidad para ganarse la confianza del pueblo colombiano como un hombre de sangre fría y decisiones serenas y no impulsivas para mantener la paz.

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Mentiras

Vargas Lleras: ¿Acusaciones infundadas a Santos por su atentado o simple mala memoria?

En 2014, Germán Vargas Lleras, entonces fórmula vicepresidencial de Juan Manuel Santos, se enfrentó a una serie de acusaciones por parte del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Estas acusaciones surgieron en relación con un atentado que sufrió Vargas Lleras en 2005, cuando era senador. Uribe afirmó en un video que Vargas Lleras, tras el atentado, había acudido a la Casa de Nariño para acusar al entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, de ser responsable del atentado. Uribe declaró que instó a Vargas Lleras a no continuar con esa "infamia". Vargas Lleras no tardó en responder, señalando que "decir mentiras el domingo de Pascua es algo muy grave" y recordando a Uribe que el ministro de Defensa en 2005 era Camilo Ospina, no Juan Manuel Santos, quien asumió el cargo en 2006. Esta confrontación dejó al descubierto la tensión existente entre Vargas Lleras y Uribe, en un contexto político donde ambos competían por el control del poder en Colombia. El atentado en cuestión ocurrió el 10 de octubre de 2005, cuando una bomba estalló al paso de la camioneta blindada de Vargas Lleras, en la carrera 9.ª con calle 71, en el norte de Bogotá. A pesar de la explosión, Vargas Lleras sobrevivió, pero quedó con lesiones significativas. Posteriormente, las investigaciones revelaron que el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) pudo haber estado involucrado en el atentado. Sin embargo, Vargas Lleras siempre sostuvo que no había evidencia suficiente para acusar directamente a Santos o al DAS. En 2020, las extintas Farc reconocieron su autoría en dos atentados contra Germán Vargas Lleras. El primero ocurrió el 13 de diciembre de 2002, cuando Vargas Lleras recibió un libro bomba en su oficina del Congreso, que le hizo perder dos dedos de su mano derecha. El segundo fue el atentado de 2005 en Bogotá. Este reconocimiento por parte de las Farc fue un paso importante hacia la verdad y la reconciliación, pero dejó abierta la cuestión de por qué las especulaciones sobre el posible involucramiento de otros actores, como el DAS, persistieron durante tanto tiempo. El enfrentamiento entre Vargas Lleras y Uribe no era nuevo. Ambos habían tenido desacuerdos previos. Uribe acusó a Vargas Lleras de buscar un encuentro con 'Timochenko', líder de las Farc, lo cual fue negado por Vargas Lleras. El trasfondo de estas acusaciones se inserta en el contexto político del momento, en el cual Uribe intentaba llevar a Óscar Iván Zuluaga a la presidencia y Vargas Lleras era la fórmula vicepresidencial de Santos. Las declaraciones de Uribe, que juró "bajo la gravedad del juramento", demostraron que incluso los políticos más experimentados pueden caer en la tentación de tergiversar la verdad para influir en la opinión pública. Al final, Vargas Lleras afirmó que "Uribe sí juró en vano", reafirmando que nunca acusó a Santos de estar detrás del atentado. Este tipo de confrontaciones y las acusaciones cruzadas no solo ensombrecieron la reputación de los involucrados, sino que también socavaron la confianza del público en sus líderes políticos. El episodio muestra cómo las acusaciones infundadas y las declaraciones erróneas pueden tener efectos duraderos en la política y en las relaciones entre figuras de poder. También subraya la importancia de verificar los hechos y de ser cauteloso al hacer afirmaciones serias que pueden dañar la reputación de los demás. En un país donde la violencia y la inseguridad han dejado cicatrices profundas, estas confrontaciones verbales no hacen más que alimentar la desconfianza y el cinismo entre los ciudadanos.

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Promesas cumplidas

El riesgo de la constituyente: ¿Alianza ocasional entre Petro y Vargas Lleras?

El debate en torno a la Asamblea Nacional Constituyente ha cobrado fuerza en Colombia a lo largo de 2024, con el presidente Gustavo Petro empujando la idea como solución a la crisis política y social del país. Sin embargo, esta propuesta ha generado incertidumbre y preocupación entre analistas, políticos y ciudadanos. Uno de los actores clave en este debate es Germán Vargas Lleras, líder de Cambio Radical y exvicepresidente de Colombia, quien, a pesar de sus críticas constantes hacia el Gobierno de Petro, sorprendió al alinearse con la propuesta de la constituyente. ¿Por qué un opositor tan vehemente estaría dispuesto a apoyar una medida impulsada por un gobierno al que ha criticado abiertamente? El 24 de marzo de 2024, Vargas Lleras publicó una columna titulada "Constituyente ya", en la que desentrañó los posibles motivos detrás de la insistencia de Petro en convocar una Asamblea Nacional Constituyente. Vargas Lleras expresó sus dudas sobre la necesidad de una constituyente para implementar las reformas que Petro había prometido, sugiriendo que el presidente utilizaba esta propuesta como una forma de presión política sobre el Congreso y otros sectores de la sociedad. Señaló que muchos de los problemas que Petro afirmaba abordar con la constituyente, como la reforma agraria, la salud, las pensiones y el acceso al agua, podían resolverse sin necesidad de reescribir la Constitución. Además, Vargas Lleras advirtió que la convocatoria de una constituyente podría ser parte de un plan para perpetuar a Petro en el poder, al estilo de regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela o Daniel Ortega en Nicaragua. Subrayó la importancia de seguir los procedimientos constitucionales adecuados, como el Artículo 376 y la Ley 1757 de 2015, para evitar un proceso constituyente arbitrario y manipulado. El 19 de marzo de 2024, Vargas Lleras volvió a hablar del tema, pero esta vez sorprendió a muchos al indicar que apoyaría la propuesta de Petro para la Asamblea Nacional Constituyente. En una entrevista con Blu Radio, el exvicepresidente sugirió que la constituyente podría ser una oportunidad para "corregir el mal camino" por el que iba el país. Propuso que los sectores de la oposición se organicen en torno a la constituyente para derrotar a Petro y sugirió que si el presidente perdiera la mayoría en el eventual referendo y elección de asambleístas, debería renunciar a su cargo. En este contexto, Vargas Lleras instó a todos los sectores a participar en la constituyente para asegurar que no solo se escuche a los afiliados a sindicatos y movimientos afines a Petro, sino a todos los colombianos. Además, el líder de Cambio Radical planteó que el proceso debía seguir el marco legal establecido, incluyendo el Congreso y la Corte Constitucional, para evitar un proceso constituyente manipulado. No obstante, la postura de Vargas Lleras fue interpretada por algunos como un intento de aprovechar la constituyente para sus propios fines políticos. El exvicepresidente sugirió que la constituyente podría ser una oportunidad para anticipar el resultado de las reformas del Gobierno, que, según él, tendrían un impacto negativo en la economía, el empleo y la salud. En lugar de esperar a ver cómo evolucionaban estas reformas, Vargas Lleras llamó a "medir las fuerzas" a través del proceso constituyente. Mientras tanto, Petro continuó promoviendo su visión de la constituyente, describiéndola como un proceso que ya había comenzado con la participación del Pueblo en el Caribe y otros eventos. Sin embargo, su falta de claridad sobre el procedimiento legal para convocar la constituyente generó preocupaciones sobre la transparencia y la legalidad del proceso. La convergencia entre Petro y Vargas Lleras en torno a la constituyente fue un recordatorio de que, en la política colombiana, las alianzas pueden surgir de las circunstancias más inesperadas. Sin embargo, también planteó preguntas sobre las verdaderas intenciones detrás de esta propuesta y el riesgo de que se convierta en una herramienta para perpetuar el poder o para socavar las instituciones democráticas. El debate sobre la constituyente continuará siendo un tema polémico y crucial para el futuro de Colombia.

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