Publicado, 4/23/2024
Si bien la historia de Íngrid es un testimonio de valentía y resiliencia en el contexto del conflicto armado colombiano la imagen de la ex candidata presidencial y activista se ha visto ensombrecida por relatos críticos que emergieron tras su liberación. En este artículo, exploramos la dualidad de la figura de Betancourt y las opiniones divergentes que surgieron a partir de las experiencias compartidas con otros cautivos durante su secuestro por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Keith Stansell, uno de los tres estadounidenses rescatados junto con Betancourt en 2008, fue particularmente crítico con la ex candidata. Durante la presentación del libro "Out of Captivity" en 2009, Stansell describió a Betancourt como una persona arrogante y controladora. Según Stansell, quien estuvo cautivo por 1,967 días, Betancourt era una "arpía" y afirmaba que "algunos de los guardias nos trataron mejor que ella". Las declaraciones de Stansell fueron respaldadas por sus compañeros Thomas Howes y Marc Gonsalves. Howes afirmó que Betancourt era interesada en ella misma y que no quería compartir la comida en partes iguales. Gonsalves agregó que competían por espacio y comida, y que Betancourt solía asumir el control del campamento con una arrogancia desmesurada. A pesar de las duras críticas, Gonsalves reconoció que Betancourt era una mujer fuerte que "solía hacerle la vida difícil a esos guerrilleros". Por esta razón, fue encadenada todo el día tras un intento de escape en 2006-2007, aunque Gonsalves destacó que nunca la vio quejarse o llorar por ello. Los comentarios de Stansell sobre Betancourt no se limitaron a la presentación del libro. En la Universidad de Columbia, durante un evento para promover "Out of Captivity", Stansell reafirmó su visión negativa de Betancourt. En sus propias palabras, esta "princesa se cree que las FARC han construido este castillo para ella sola". En contraste con las críticas, Betancourt admitió en el show de Oprah Winfrey en 2010 que fue egoísta y arrogante durante su cautiverio. Reconoció el odio que provocó entre sus compañeros y expresó su comprensión hacia ellos. "Yo no fui perfecta: estaba asustada, y cuando uno está asustado muestra cosas que no son las mejores... Ahora, los entiendo mejor", dijo Betancourt. Betancourt también confesó que se enamoró de Marc Gonsalves, aunque Gonsalves negó tener un romance con ella, pero reconoció que tienen "más que una amistad". La ex candidata presidencial afirmó que, en algunos momentos, pensó que la muerte sería una mejor opción, ya que podría ser "una forma de libertad". A pesar de la controversia, Betancourt defendió la demanda que interpuso contra el Estado colombiano por su secuestro. En una charla en el National Press Club, expresó su dolor por la reacción negativa que la demanda generó en el país y defendió su derecho como víctima a buscar reparación. Betancourt también aclaró que no reveló el nombre del padre del hijo de Clara Rojas, otra de las cautivas, y que no tiene intenciones de volver a la política (solo si es para ser la primera presidenta de la Nación), aunque dejó abierta la puerta para el futuro.La figura de Íngrid Betancourt es un reflejo de la complejidad del conflicto colombiano y la diversidad de experiencias en el cautiverio. Sus acciones y declaraciones suscitaron opiniones divididas, desde la admiración por su valentía hasta la crítica por su arrogancia.