Publicado, 10/1/2024
El presidente Gustavo Petro ha vuelto a generar controversia con su habitual retorica confrontativa y populista, esta vez en relación con la destitución de Álvaro Moisés Ninco Daza como embajador de Colombia en México. La remoción de Ninco Daza, un joven que no cumplía con los requisitos legales para ejercer un cargo diplomático de tal magnitud, fue ordenada por el Consejo de Estado. En lugar de aceptar la decisión judicial como una rectificación del nombramiento irregular, Petro ha optado por un enfoque populista, argumentando que el verdadero motivo de la destitución es la juventud del exembajador, lo que refleja una política de victimización que el presidente ha utilizado en reiteradas ocasiones. Nombramiento irregular de Ninco Daza El nombramiento del hoy exembajador estuvo envuelto desde el principio en irregularidades. El Decreto 190 del 10 de febrero de 2023, que oficializó su designación, fue declarado nulo por la Sección Quinta del Consejo de Estado en agosto de 2024, gracias a una demanda presentada por la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, y la abogada Adriana Marcela Sánchez Yopasá. Las demandantes señalaron las irregularidades del proceso de nombramiento, que se realizó sin respetar los tiempos legales de publicación y sin evaluar adecuadamente los comentarios ciudadanos. Esta decisión judicial, apoyada también por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, dejó claro que no se pueden obviar los procedimientos establecidos, ni siquiera bajo la justificación de “darle un espacio a los jóvenes”. Como lo recalcó la Sección Quinta del Consejo de Estado, no se trataba de un caso excepcional que permitiera saltarse las normas, ya que no se evaluó correctamente la compensación de requisitos, un aspecto crucial según el Decreto 770 de 2005 que regula este tipo de nombramientos. La respuesta de Petro: victimización y ataque a la derecha Lejos de reconocer la falta de cumplimiento de los requisitos legales, Petro ha adoptado una postura confrontativa y populista. En una intervención en la UNAM, Petro atribuyó la destitución de Ninco Daza a lo que él llamó "negacionismo" de la derecha, argumentando que la verdadera razón detrás de la decisión fue la juventud del embajador. Según el presidente, se trataba de un golpe de las "extremas derechas" que, según él, no aceptan las diferencias y quieren eliminar a los jóvenes del escenario político. Petro comparó esta situación con la suya, recordando cuando fue destituido como alcalde de Bogotá, y sugirió que la derecha utiliza estas tácticas para mantener el poder y excluir a aquellos que representan un cambio. "Es la forma de actuar de las derechas: negar las diferencias", afirmó Petro, calificando la destitución como un acto de elitismo y aristocracia. Según el mandatario, la Procuraduría y el Consejo de Estado no quieren jóvenes en altos cargos, prefiriendo "aristócratas". Este tipo de discurso, que Petro ha usado frecuentemente para presentarse como víctima de las élites tradicionales, se presenta como una estrategia para desviar la atención de las irregularidades cada vez más frecuentes en su gobierno. Sin embargo, tal retórica no logra ocultar en este caso que el nombramiento de Ninco Daza fue, desde su origen, ilegal e inadecuado. La defensa de Ninco Daza Por su parte, Ninco Daza ha adoptado el mismo tono que Petro, calificando su destitución como un acto de "incomodidad" por parte de un Estado "adultocrático". En una rueda de prensa, el ahora exembajador defendió su gestión y señaló que su salida fue una respuesta a su juventud y a su vinculación con la "lucha social, juvenil y popular". Sin embargo, más allá de las declaraciones políticas, la realidad es que Ninco Daza no cumplía con los requisitos legales para ejercer como embajador, y su nombramiento fue declarado nulo en todas las instancias judiciales. Finalmente, el caso del hoy exembajador en México, es un claro ejemplo de cómo el presidente Gustavo Petro utiliza su narrativa populista y demagoga para justificar decisiones que no se ajustan a la ley. Al victimizar a Ninco Daza por su juventud y atacar a la derecha como responsables de su destitución, Petro ignora los hechos legales y se enfoca en un discurso polarizante que busca desviar la atención de los problemas reales. El nombramiento de embajadores, especialmente en un país tan importante para Colombia como México, no puede basarse en consideraciones políticas ni simbólicas, sino en la experiencia y cualificación de los candidatos, puesto que los requisitos que expide la ley son de vital importancia para asegurar que las misiones diplomáticas sean encabezadas por profesionales calificados, con el fin de mantener una representación internacional idónea. Sin embargo, Petro optó por un nombramiento con tintes de cuota política, intentando justificarlo bajo el manto de la juventud y la lucha social, pasando por alto las exigencias legales del cargo.