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Es un filósofo y político colombiano, nacido en Bogotá y actualmente con 37 años. Su trayectoria política se ha centrado en el trabajo legislativo, siendo un referente en la política colombiana. Ha sido elegido representante a la Cámara en dos periodos consecutivos: 2018-2022 y 2022-2026. En el segundo de esos periodos, Racero fue elegido presidente de la Cámara de Representantes, cargo que ocupó desde el 20 de julio de 2022 hasta el 20 de julio de 2023. Racero inició su carrera académica en la Universidad Nacional de Colombia, donde estudió Filosofía y posteriormente obtuvo una maestría en Ciencias Económicas. Además, ha cursado estudios de doctorado en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales en la misma universidad. Antes de su incursión definitiva en la política, trabajó en el sector privado en áreas financieras y administrativas y fue docente de filosofía y ciencias políticas en colegios privados de Bogotá. Su cercanía a la política se dio desde una edad temprana, influenciado por su familia, especialmente su padre, Jorge Eliécer Racero, quien ocupó diversos cargos públicos y fue parte del círculo político de figuras como Horacio Serpa y Edgar “El Pote” Gómez. Desde su juventud, David Racero se vinculó al Polo Joven, el movimiento juvenil del Polo Democrático, y participó activamente en las campañas presidenciales y a la alcaldía de Gustavo Petro, quien ha sido una figura clave en su desarrollo político. Durante su tiempo en la Cámara de Representantes, Racero ha sido un férreo opositor a las reformas tributarias propuestas por el gobierno de Iván Duque, y ha participado activamente en temas relacionados con la educación, la juventud y la protección ambiental. Además, formó parte de la Comisión Tercera de la Cámara, que se ocupa de temas económicos. En 2022, Racero fue reelegido como representante a la Cámara por Bogotá, esta vez bajo el Pacto Histórico, la coalición política de izquierda que llevó a Gustavo Petro a la presidencia de Colombia. Como presidente de la Cámara de Representantes, Racero jugó un papel clave en la articulación legislativa del nuevo gobierno, liderando discusiones cruciales para el país.
David Racero, representante a la Cámara del Pacto Histórico, parece estar consolidando un nuevo modelo de liderazgo político basado en una filosofía propia: "La plata va donde los votos no llegan". Mientras el país lucha con el clientelismo, la corrupción y la mala gestión pública, Racero ha demostrado que se puede ser innovador hasta en estos terrenos. Desde manejos sospechosos de dinero de sus asesores hasta desvíos de sus funciones públicas, todo parece estar bajo la lupa de la Procuraduría y la Corte Suprema de Justicia. Y, como si fuera poco, hasta un Fruver entra en la ecuación. Recientemente, el reconocido periodista Daniel Coronell, ha publicado varios informes, donde se revela que el congresista habría solicitado a sus subalternos una porción de sus salarios, además de exigirles realizar funciones ajenas a sus cargos. En un chat que Coronell reveló, el Congresista le pide a una de sus asesoras, Estefanía Montoya, que le transfiera parte de su sueldo a otro miembro de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL). En dicho intercambio, Montoya le informa al congresista que recibe un salario de $8.158.000, pero que de esa suma le entrega $3.500.000 a Yidis Gahona, otro asesor. "Yo tomo $4.300.000", explica Montoya, mientras Racero simplemente responde: "OK, tenlo ahí". Todo bajo un aura de supuesta normalidad. Este “préstamo” sistemático se ve acompañado por la transferencia de $2.375.000 que Montoya hizo para cubrir la deuda de la tarjeta de crédito de Racero. Ante estas revelaciones, Racero se defendió señalando que él y Montoya tenían un acuerdo de préstamos mutuos. Pero, curiosamente, solo hay registros de los pagos que Montoya hizo a Racero, y no a la inversa. Por supuesto, las irregularidades no se limitan a los “préstamos” entre colegas. Las transacciones bancarias parecen haberse convertido en una especialidad para el congresista. Por ejemplo, en diciembre de 2019, Viviana Marcela Moreno, otra asesora de la UTL de Racero, transfirió $4’000.000 a la cuenta del padre del congresista. Un regalo navideño, dirían algunos. No obstante, las autoridades judiciales no parecen tan convencidas y ahora tanto la Procuraduría como la Corte Suprema han abierto investigaciones al respecto. Los vínculos familiares también juegan un papel importante en esta historia. El hermano de Racero, Jorge Luis Racero Mayorca, ha sido receptor de transferencias por sumas significativas de dinero provenientes de la UTL del congresista. Mientras tanto, el padre de Racero también aparece en la lista de beneficiarios de estas transacciones. El episodio más revelador fue un depósito de $5’320.000 realizado el 24 de diciembre de 2018 desde Puerto Carreño, la capital de Vichada, un lugar remoto que cobra relevancia por ser el lugar de origen de Yidis Gahona, esposo de Montoya y antiguo empleado de Racero. Gahona, quien actualmente trabaja en la Presidencia de la República, renunció a su puesto en la UTL de Racero en medio de un escándalo de acoso sexual. La conexión entre Racero, Montoya y Gahona no termina en las transferencias bancarias, sino que parece entretejerse a lo largo de años de colaboración cercana y sospechas constantes. Otro aspecto llamativo de las revelaciones es el peculiar uso que Racero parece haberle dado a sus empleados legislativos. En un chat filtrado durante la pandemia, Racero le solicitó a su conductor, Leonardo García, que cumpliera funciones en un Fruver que, aparentemente, el congresista administraba. En lugar de limitarse a conducir al representante, García también terminó contabilizando las ventas del mercado: "David, la principal 222.800, la segunda caja 577.800", reportaba el conductor. Esta situación llevó a García a cuestionar si seguiría como empleado de la UTL o si sus funciones habían sido oficialmente ampliadas a las del comercio de frutas y verduras. Para completar el cuadro, Racero también se ha visto envuelto en un caso de clientelismo con el SENA. En un intercambio de mensajes con Jorge Londoño, director de la entidad, Racero preguntó si los puestos que antes ocupaba el partido opositor Centro Democrático en el departamento del Cesar podrían ser ahora otorgados al Pacto Histórico. “Claro que sí, pero déjale algo a los verdes”, le respondió Londoño. “Le puedo decir a mi tío que hable con el director regional sobre eso?”, inquirió Racero, mostrando su interés por involucrar a familiares en la repartición de cargos. Mientras las investigaciones avanzan, David Racero continúa acumulando escándalos como si fueran éxitos políticos o académicos. Pero en este caso, su destreza no se mide en votos ni en leyes aprobadas, sino en las conexiones que ha sabido articular entre su círculo familiar y laboral.
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