Publicado, 6/22/2024
En un giro notable para El Salvador, el país centroamericano ha experimentado una drástica reducción en los índices de homicidios bajo el liderazgo decidido de Nayib Bukele. Desde que asumió la presidencia en 2019, Bukele no solo ha llevado al país a alcanzar las tasas de homicidio más bajas de su historia, sino que también ha marcado un hito en la seguridad pública que contrasta con décadas de violencia desenfrenada. En febrero de 2024, El Salvador celebró un logro sin precedentes con solo 154 homicidios reportados en 2023, lo que equivale a una tasa de 2,4 por cada 100,000 habitantes. Esta cifra es significativamente inferior a los 495 homicidios y la tasa de 7,8 por cada 100,000 habitantes registrados en 2022, demostrando una caída notable desde los 106,3 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2015. Estos datos, respaldados por las Naciones Unidas, reflejan una tendencia clara hacia la disminución de la violencia en el país. Bukele, conocido por su enfoque de mano dura, implementó el Plan de Control Territorial desde su llegada al poder, desplegando una estrategia integral que incluía el aumento de la presencia militar y policial en áreas de alto riesgo. Aunque este enfoque ha sido objeto de críticas internacionales por posibles violaciones de derechos humanos, la percepción de seguridad entre los salvadoreños ha mejorado drásticamente. Encuestas indican que la preocupación por la delincuencia ha disminuido notablemente, del 70,4% en 2019 al 4,3% en diciembre de 2023. El régimen de excepción establecido en 2022, que permitió la suspensión temporal de ciertos derechos civiles, fue una medida controvertida adoptada por el gobierno de Bukele para enfrentar la violencia de pandillas. Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado detenciones arbitrarias y violaciones de derechos durante este período, aunque el gobierno sostiene que tales acciones eran necesarias para restablecer el orden y garantizar la seguridad pública. La construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo en 2023 fue otro paso audaz de Bukele para consolidar el control sobre el crimen organizado, aunque surgieron acusaciones de acuerdos secretos con la pandilla MS-13. Estas acusaciones, que incluyen presuntas conversaciones y liberaciones de miembros de pandillas a cambio de reducir la violencia, no han sido confirmadas oficialmente por las autoridades salvadoreñas. A pesar de las controversias, Bukele ha mantenido una alta popularidad y enfrentará las elecciones de febrero de 2024 con un fuerte respaldo popular. Su administración ha sido caracterizada por medidas innovadoras y una política exterior enérgica, rompiendo con el tradicional bipartidismo que dominaba la política salvadoreña desde 1989. El Plan de Control Territorial, que continúa desarrollándose con el apoyo de préstamos internacionales, ha sido el eje central de la estrategia de seguridad de Bukele. Este plan, dividido en siete fases que van desde el despliegue inicial de fuerzas hasta la modernización del equipamiento de seguridad, ha recibido críticas y elogios por igual. Criminólogos como Ricardo Sosa señalan que la presencia continua de fuerzas de seguridad en áreas conflictivas ha sido crucial para mantener la baja en los homicidios. Sin embargo, expertos como Sofía Martínez argumentan que la estrategia de Bukele podría tener consecuencias a largo plazo para las instituciones democráticas del país. Martínez sugiere que, además de la represión, se deberían implementar políticas de reforma social y económica para abordar las raíces del problema de la violencia en El Salvador. A pesar de los desafíos y críticas, el legado de Bukele podría marcar un punto de inflexión en la historia de El Salvador. Su enfoque en la seguridad pública y la reducción de la violencia ha captado la atención internacional, posicionando a El Salvador como un caso de estudio en la lucha contra el crimen organizado en América Latina. Bukele emerge como un líder que, con determinación y controversia, ha transformado la realidad de El Salvador, apostando por la seguridad y enfrentando los desafíos con un estilo único y enérgico. A medida que el país se prepara para un nuevo capítulo electoral, queda por ver cómo evolucionará esta nueva era bajo su liderazgo.